jueves, 3 de noviembre de 2011

Un poco borroso

Es frecuente que me pregunten cómo después de estar leyendo todo el día en mi trabajo –leyendo y corrigiendo– soy capaz de seguir leyendo al salir: en el metro, en casa, en los descansos de mediodía. Y hay días en los que, efectivamente, no apetece continuar con la actividad una vez se han terminado las lecturas obligadas, y no lo hago entonces, dejo que la mente y los ojos descansen.


Hay otros días muy duros en los que leo mucho en pantalla, más que en papel, y entonces se me queda la mirada borrosa, e incluso al levantarme al día siguiente, después de haber dormido, como hoy, la mirada lectora tarda en recuperarse. Los ojos, mi herramienta de trabajo, se van gastando y hay que cuidarlos. La mayoría de los días, sin embargo, al salir de trabajar sigo leyendo porque es muy diferente leer textos técnicos o sobre un tema especializado que desconoces y no interesa a leer lo que te gusta, del mismo modo que no es lo mismo comer cualquier cosa para quitarte el hambre rápidamente a comer con hambre lo que te encanta.


Con la escritura pasa algo parecido. Fue Flaubert, creo, el que dijo que no conocía ningún tipo de inspiración que fuera capaz de resistir diez horas de trabajo de corrección. Y es que pulir lo que los demás han escrito –incluso lo de uno mismo, aunque al igual que con la lectura elegida, no te cueste tanto hacerlo– requiere de una paciencia y una técnica de trabajo que poco tienen que ver con el acto inspirador maravilloso que hace que el tiempo vuele. Lo bueno del trabajo de corrector es que te prepara, te hace ganar fuerza y fondo para acometer carreras mayores, como un trabajo creativo propio que va a haber que corregir también antes o después. Al final, todo es práctica y entrenamiento, y todo está, asimismo, relacionado, más de lo que me gustaría, a veces.


Leer, corregir y escribir son partes de algo mucho más grande que ocupa una vida y te deja exhausto. El trabajo diario me entrena para el ocio, para coger con ganas un nuevo texto que leer o para escribir unas pocas líneas para este espacio, y eso llena y es la vida aunque acabes viendo borroso.

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