sábado, 19 de noviembre de 2011

Mi reflexión

Cuando un niño se porta mal se le dice que vaya a reflexionar a su cuarto sobre lo que ha hecho y que cuando termine podrá salir. El asunto es que antes de la reflexión habría que explicarle por qué ha de hacerlo, a qué le llevará la reflexión, si no, irá a su cuarto unos minutos, quizá media hora, jugará con lo primero que pille y saldrá sin comprender aún qué pasó, qué es realmente eso de reflexionar más que estar parado en el cuarto y esperar que así sus padres le perdonen por la travesura cometida.

A nosotros, ya adultos, ciudadanos sin elegir serlo pero importantes en nuestra condición, nos mandan reflexionar hoy, como nos mandan hacer la declaración de la renta o comprar metrobuses, es lo que hay que hacer. Y me pregunto cuánta gente lo hará realmente, cuántos se quedarán parados en sus casas, en silencio, sin saber muy bien qué hacer, cómo demostrar que están reflexionando.Nadie lo comenta ni habla de ello, y la jornada de reflexión es nombrada como quien dice la Paloma o fin de año, pues ahí está y cada uno la vive como puede, la mayoría sin reflexionar y haciendo lo habitual, lo que cualquier sábado.

Los hay, incluso, que este fin de semana están fuera, no creo que reflexionando, quizá sí, sobre porque no votarán el domingo. Llegarán de noche después de un par de días en la sierra y se acostarán como cualquier otro domingo esperando a que el lunes amanezca como siempre, sin grandes cambios. Esos fueron niños a los que no les explicaron que todo, absolutamente todo, es consecuencia de nuestros actos, hasta de aquellos que no hicimos, como ir a votar.

Si no votas no participas, no estás en el mundo, no eres nadie, y esto pocos los saben, de verdad, pero es así. Desentenderse puede ser cómodo, no lo niego, pero no quiero esa comodidad ni que las próximas generaciones la tengan. Quiero que no sufran aunque sí que comentan errores, que sean humanos, que lloren, que debatan, que se frustren, pero que participen, que parezca que están vivos y no que sean entes que pasan por el mundo sin sentido, sin voz ni conciencia.

Reflexionar requiere de aprendizaje, al igual que valorar uno mismo cuáles son los problemas que padece y cómo atajarlos. Pensar es bueno, pero hay que enseñar a hacerlo, no se nace pensando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario