miércoles, 23 de noviembre de 2011

Relaciones otoñales

Pasado el verano y con la realidad de frente llega una época de reencuentros, abrazos, contactos abandonados en los meses estivales. El otoño y el invierno pueden ser muy largos y desoladores a pesar de vivir en un país bastante cálido como este que me tocó en ¿suerte?


No sé cómo funciona fuera de España, pero aquí, y en concreto en Madrid, donde en general ya es difícil quedar por las distancias y la locura de horarios, cuando llega el verano lo es aún más. La mayoría huye. Huye del ruido, de la contaminación, de la rutina, pero sobre todo del calor asfixiante. Los hay que salen los fines de semana, otros tienen casa en la sierra, la playa o el campo, o un "pueblo" de origen en el que se atisba el verde, y se escapan cada vez que pueden. Los que no tenemos coche ni pasta ni casa que valga nos quedamos por la capital y nos vemos con los pocos que deambulan perdidos, como nosotros mismos, y nos movemos con –y gracias a– la alegría de los turistas y a su mirada de descubrimiento.


Y entonces aparece el otoño para volver a unirte, conocer gente nueva –algo muy fácil y agradable por aquí– , retomar amistades e incluso relaciones sentimentales. Se organizan cenas y comidas, largos aperitivos, quizá, en los que incluso puedes brindar por el año nuevo –cada vez se adelantan más las fechas navideñas y las cenas de empresa se están celebrando en el escaso noviembre–.


Me encantan. No las navidades, sino los amigos. Adoro volver a verlos después de pasados, en ocasiones, un par de meses, no más, al menos lo intentamos. Son esos instantes de dicha auténtica en los que el mundo tiene un sentido lógico: he nacido para charlar y reírme con esta gente, pienso. No hay como echar de menos para apreciar lo que se tiene. No hay como los amigos para recordarte quién eres y por qué merece la pena la vida ser vivida. Ellos no son familia y no tienen por qué quererte ni acordarse de la fecha de tu cumpleaños y sin embargo lo hacen, te quieren y se acuerdan. ¿Qué más puedo pedir? Con los otoños vuelven los achuchones y los abrazos, los besazos mil con los que cierro mis correos y las alegrías compartidas.

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