jueves, 24 de noviembre de 2011

De pensamientos y viajes

Pocas cosas hay tan divertidas como preparar un viaje. Comprar la guía, estudiársela, buscar exposiciones, rutas -en caso de que el viaje sea en la naturaleza-, reservar en restaurantes que sabes son excelentes, elegir los libros que te acompañarán, improvisar en el lugar al llegar.

Recuerdo mi primer viaje al extranjero, enamoradísima y por ello doblemente emocionada. Después de más de doce horas en el coche en pleno agosto, sin aire acondicionado, me encontraba entrando en París. La torre Eiffel de repente en el paisaje, como un decorado. Agotada por el calor y el viaje, daba la impresión de estar en esos sueños raros de la siesta que te hacen despertar sin saber dónde te encuentras realmente. Lo disfruté y después he vivido otros muchos, ya de un modo distinto pero cada vez emocionante.

Ahora me dispongo a emprender otro viaje, uno pequeñito pero entrañable, que ya hice el año pasado en estas fechas. El tren me adormecerá durante horas, me permitirá ver unos paisajes increíbles que no ves igualmente por carretera, me dejará leer, pensar, vagará el pensamiento más libremente que de costumbre, constreñido normalmente al espacio en que vivo, únicamente enfocado a lo que en cada momento requiere de tu atención.

Lo bueno de los viajes en tren es que no hay nada más que hacer que llegar a tu destino, y mientras, eres más libre de lo habitual y no hay barreras ni reglas ni responsabilidades que hagan que tengas que fijarte en el color de un semáforo, en el coche de atrás o en cruzar la calle sin perder el hilo de la historia, de la tuya propia, de la que iniciamos en paralelo cuando viajamos.

Llegaré, me abrazaré y besaré a los que quiero y después disfrutaré de estos días otoñales sin responsabilidades, sin normas, sin barreras mentales. Seré más yo durante unos días, pocos pero intensos, y regresaré para enfrentarme a las incipientes Navidades, al invierno y a unos nuevos poderosos que me inquietan aunque no llegan a perturbarme, sigo dejando volar la imaginación de otro país posible.

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