domingo, 24 de mayo de 2015

Esperanza

Hacía tiempo que no se escuchaba hablar tan bien de un político. Bueno, es que en realidad no es un político. Es una persona, una herramienta, una manera de cambiar, lo que le faltaba a Madrid para avanzar y no quedarse en esta ciudad triste y oscura de zarzuela y toros en que la han convertido los fascistas del PP, gobierno corrupto y octogenario -en el peor sentido del término- que únicamente mira por qué se puede llevar y a costa de quién.

Doy mi paseo hasta el centro de mayores donde voy a votar y me encuentro pensando en esa frase de Esperanza Aguirre, esa de que el paro es como una beca para disfrutar de un año sabático. Me gustaría contarle a esta señora cómo es el paro. Ella, sentada en los toros, Manola ella, y yo contándole mi paro día a día, frustración tras frustración. Mis seis meses sabáticos hundiéndome en el pozo, mis seis meses sabáticos perdiendo la confianza en la vida, en mí misma, sin esperanza. Y sin ella, sin esa esperanza madrileña vomitiva, quiero seguir. La otra ya la he recuperado, poco a poco, aunque aún estoy en ello. Gracias a personas como Manuela Carmena o Ángel Gabilondo espero encontrar otro Madrid que se perdió, y es ya irrecuperable, pero que quizá ahora, después de tanto tiempo, pueda volver a tener color y luz y sea el escenario del trabajo y del progreso y no del paro y la tristeza del parado que arruina vidas y familias y nos hace tristes cuando no lo éramos. 

A por otro Madrid con Manuela, con Ángel y con los que creen en las personas y en su inteligencia, que no somos tontos.