martes, 29 de noviembre de 2011

La buena y la mala literatura

Decía Edith Wharton que el tema elegido no es la clave del texto escrito sino la visión diferente de ese tema respecto a los que anteriormente lo trataron. Así, uno puede hablar de la primavera, del otoño, de las arañas y hacerlo de un modo tan “original” y novedoso -la nueva visión, según Wharton- que de repente llame la atención de los lectores.

Voy algo más allá.

Creo que de lo que se trata es de escribir sobre algo que estaba oculto en la sensibilidad del lector y que este no había verbalizado hasta ahora. Los temas pueden ser variadísimos. Cada aspecto, cada paso de nuestra vida es un tema posible para un escritor y para una reflexión. El arte consiste en saber expresar con palabras la conciencia de todos, tener la intuición de saber qué es trascendente en el ser humano, qué preocupa y qué no, y que lo que preocupe pueda explicarse para que el que lo piensa diga, “así quería decirlo yo” o “ya había pensado yo en esto”. Todos somos iguales en este sentido y de nuestra moral, que la tenemos, depende que nos interesemos más por unos temas u otros y que los afrontemos del modo que nos plazca.

La moral de la derecha en España, por ejemplo, es tan limitada y tan falta de imaginación que no es extraño que rechacen la literatura, el cine el teatro, el arte, en cuanto se sale de los convencionalismos burgueses, de lo correcto y de la realidad adornada y falsa en la que les gustaría vivir. Por eso son simples, como los niños, pero ellos no por desconocimiento del mundo, sino por omisión de lo sucio y lo feo, de lo que no interesa hablar.

La literatura, la gran literatura, no ha sido nunca buena acompañante de la derecha ni en este ni en otros países, y así, los políticos de esta ideología se decantan más por el ensayo y la falta de imaginación, que es lo que les mueve y con lo que se sienten cómodos. Si además pueden relacionar el tema tratado en la novela o en la película que leen o han visto con algo real de lo que les está sucediendo a ellos o está relacionado con esa limitada visión, mucho mejor.

Divago e imagino, me gustan ambas cosas, y finalmente acabo en un tema que me atrae últimamente, la imaginación y la derecha. Ambos se repelen, pienso. La derecha es simple aunque quiera disimular y hacer pasar su simpleza y estrechez de miras por complicarse menos la vida y ser más claros con el pueblo. Al menos, la derecha actual. Descubren aspectos de la ciudadanía que siempre han estado ahí y de los que de pronto se asombran, pues son tan obtusos y con los pies tan poco entre la gente que cuando algo es reconocible y sencillo les entusiasma. Pero ojo, les diría yo, no todo es tan fácil de ver y de arreglar, y hay cosas en las que hay que tener una inteligencia y un talento para poder llegar a buen puerto, los mismos que distinguen a la buena de la mala literatura.

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