martes, 6 de diciembre de 2011

Un triste chollo

Algo mejor que acabar un libro que nos ha gustado a pesar de la pena que produce a veces es empezar otro mejor, si cabe, que el anterior o al menos al mismo nivel. Hay algo también mejor a que te regalen el libro que querías o que por fin te lo traigan en la librería en la que lo pediste, y es encontrarlo de segunda mano en una preciosa edición en la Cuesta de Moyano, y además barato. En concreto por dos euros. Disfruto estos días de puente del chollo recién adquirido y saboreo la humedad que despiden sus páginas de papel grueso y fresco encuadernadas en tapas duras en una desconocida edición de Seix Barral de los años sesenta, un año después de que lo publicara el autor en italiano.

La Cuesta de Moyano es mi refugio desde la adolescencia, y cuando quería darme un paseo sin alejarme demasiado de casa iba hacia allí, a husmear entre los tomos expuestos. De subida, los de la derecha, de bajada, los de las casetas, aunque a veces iba en zigzag. Había que evitar a la señora que no quiere que te acerques a sus libros y que lleva años impidiéndolo, supongo que no habrá vendido demasiados. Después, en ocasiones, me iba con el ejemplar adquirido -siempre encontraba algo- al Retiro y me sentaba, si no llovía, en un banco para empezar a leerlo cómodamente o bien pagaba la entrada al Botánico, a dos pasos de allí, y me acomodaba en algún caminito, entre las plantas, a disfrutar de mi nueva adquisición.

Percibí, cuando compré el libro de Bassani, El jardín de los Finzi Contini, cierta decadencia entre las casetas de los libreros, y aunque sigue habiendo un ambiente agradable, se percibe cierto aire de saldillo, de prisa por vender que últimamente tienen todos los que poseen un negocio propio y que me abruma. Algunas casetas están cerradas y las que hay abiertas tienen unas ofertas escandalosas -como el chollo que encontré-. Al ir a pagar da la sensación de que estés dando una limosna más que pagando realmente por lo que vale el objeto.

Reivindico la compra de libros en este espacio -en el que además podemos pasar una agradable mañana, por las tardes está cerrado- y no en las grandes superficies. Si lo que buscamos son novedades también están aquí, con un diez por ciento de descuento -creo que en la Fnac es solo un cinco- y además, en la búsqueda, podemos encontrar algo que no buscábamos y que nos interese y llevárnoslo también, mientras la luz del sol nos da de lleno en el rostro o el vientecillo serrano nos despeja de los fantasmas nocturnos.

Es un paseo agradable y un lugar al que no he dejado de ir en los últimos veinte años aunque por temporadas he ido menos. Y se nota. Quiero decir que los libros y sus espacios y los lugares que los contienen empiezan a ser escasos, raros, para unos pocos, una antigualla que observar pero ya no comprar. En tiempos de crisis, sin embargo, qué mejor que una buena lectura para olvidar las penas y la realidad durante un rato con Bassani o cualquier otro autor, dejarse caer por Moyano, donde podremos darnos el capricho de comprar un libro por dos euros, qué menos.

Hace un día precioso hoy en Madrid. Puedes salir de casa, darte una vuelta por Atocha y husmear entre los libros, quizá encuentres algo interesante, un triste chollo que probablemente te grite desde la portada que vale mucho más de lo que vas a pagar pero que por fin va a tener un nuevo dueño y un nuevo lector.

No hay comentarios:

Publicar un comentario