miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tradiciones varias

Cuando me había acostumbrado al otoño, a las nuevas actividades tras el verano, a la rutina, llegan las Navidades, una palabra asociada a una fecha que aglutina casi mes y medio ya de preparativos y estupideces, de exceso –topicazo, lo sé, pero es cierto– de bebida y comida, de atascos en el centro de Madrid, de luces más nostálgicas que alegres, de villancico de la España profunda como el del final de la película Amantes, la escena más desoladora del cine sobre las Navidades franquistas, el pie de Maribel Verdú cayendo a un lado, ya inerte. Y no he acabado. De cenas de empresa, de borracheras y peleas, broncas familiares, llantos, asqueo, dolor, ruina económica –regalos y eventos varios–. De lotería –otro gasto absurdo–, de paripés, de repaso de nuestra vida inevitable –que no queríamos hacer pero al que nos obligan las circunstancias y el cierre de año–, del roscón de Reyes, de tradiciones… He aquí el quid y aquí me paro.


No me gustan nada las tradiciones, de ningún tipo. No es por llevar la contraria, no es porque sea en concreto la Navidad. El mismo asqueo –aunque con mayor alegría porque se acerca el verano o es verano– me producen la Semana Santa, las comidas o la gastronomía propias de una fecha determinada, el puente de la Paloma que forma largas caravanas y provoca accidentes de tráfico, el hacer todos lo mismo al mismo tiempo como tontuelos. Y este año, más que nunca, con los recortes a los que todos nos vemos obligados a hacer a cada momento, me parecen ridículas las celebraciones con falsas alegrías. Solo hay algo que lo salva… los Reyes, la Cabalgata, los niños. Quien los tenga, claro. Por ellos sí merece la pena el teatro de estos días que se avecinan, y por las vacaciones –también estresantes porque en el curro hay que dejarlo todo listo y en estas fechas se trabaja el doble– y los amigos que vuelven a casa por Navidad.

2 comentarios:

  1. No tengo niños y nome asquean demasiado las Navidades, pero vuelvo por Navidad, ya sea dicho también, vuelvo por nochevieja, que en España es una celebración de Navidad, cosa que no lo es en otros sitios
    Vuelvo por Navidad a ver a quien también me importa

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  2. ¡Era para ti, por supuesto! Muaquiiii!

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