sábado, 17 de diciembre de 2011

El número marcado...

Sueña que al ver los pisos de alquiler que le manda la agencia inmobiliaria a su smartphone cada día que hay una novedad, ve el suyo con las fotos de sus cosas expuestas a los demás para ser alquiladas junto con el piso.

Despierta de la pesadilla pero inmediatamente empiezan las primeras llamadas para ver el piso, y aunque se empeña en explicar que no se alquila, que ha habido un error, el teléfono no deja de sonar en toda la mañana. En una hora está intentando localizar a un casero que no existe, y cuyo número de pronto no es válido, no hay nadie al otro lado más que una voz que le dice que el número marcado es incorrecto. El teléfono continúa sonando día tras día mientras desesperada sigue respondiendo que no se alquila el piso, que ella es la inquilina y no la dueña.

Intenta ponerse en contacto con la agencia y decirles que ese piso no es suyo y que desde luego nadie pretende alquilarlo, que ella vive allí muy a gusto y no tiene intención de marcharse, de ninguna manera, que solo se había puesto en contacto con ellos por si le ofrecían algo mejor que pudiera acoplarse a su precaria economía actual. Sin embargo, como con el teléfono del casero, tampoco le cogen el teléfono al otro lado y una voz le dice que no existe el número marcado. Verifica las cifras, una a una, pero vuelve a responder la misma voz diciendo lo mismo. Finalmente, decide no hacer nada, continuar con su vida, como si no estuviera sucediendo nada insólito, respondiendo a ratos llamadas, cuando le apetece coger el teléfono, pero la mayoría de las veces dejándolo sonar. Ya no contesta muchas veces ni siquiera las personales, las de la familia y los amigos.

Y sin embargo, un buen día el teléfono deja de sonar, no más llamadas que responder. Al principio piensa que se han cansado, y como las llamadas personales son pocas no le extraña su silencio. Sin embargo, a los dos días, y para verificar que todo va bien, se llama a sí misma y tras tres o cuatro tonos oye la voz metálica de siempre diciéndole que el número marcado no existe. Cuelga el aparato sin sorpresa. Es consciente de que la que ya no existe es ella.

1 comentario:

  1. Otra vez algo de terror!
    Hay muchas cosas que nos pueden asustar, y lo que puede acabar con nosotros es nuestro propio miedo!

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