lunes, 23 de abril de 2012

Lee


¿Qué se puede escribir en este día que no sea un tópico? 

Cada 23 de abril y hasta hace pocos años mi madre nos regalaba un libro a cada uno de los cuatro hermanos y aprovechaba para comprarse ella alguno o se lo regalábamos nosotros, entre otras cosas porque hoy es el día de su cumpleaños.

Me encantaba ir con ella a visitar librerías pero este día especialmente me entusiasmaba ver cada paquetito de regalo bien hecho y antes de abrirlo intentar adivinar por el grosor y el tamaño del envoltorio de qué libro o editorial se trataba.

Mamá, los libros, los libros, mamá… Tan íntimamente unidos en mi cabeza, en mi infancia, en mi desarrollo y madurez, en la elección de mis estudios superiores. Las charlas interminables sobre “nuestro” Galdós, los paseos por las calles de sus novelas, especialmente de La de Bringas y por supuesto de Fortunata y Jacinta, a cuyos protagonistas me parecía ver saliendo de algunos de los portales cercanos a la Plaza Mayor. Mis mitos, mi sueño, eran poder conocer a uno de ellos, con uno era suficiente.

Tras el tercer año de carrera, en el que recibí una clase sobre Cervantes de uno de los mejores especialistas del autor en nuestro país, asumí que alguien parecido a Alonso Quijano debía de haber existido, no era posible que fuera todo pura ficción, hilarante creer que Sancho no hubiera pisado las áridas tierras manchegas que siempre he visto de lejos, en coche –no comparto el placer de los del 98 por ese espacio inhóspito–.

No es hoy un día banal, ni tópico, a pesar de lo comercial de muchas de las actividades que se celebran en todo el país. Es el Día del idioma, de nuestro idioma, de nuestra lengua, de lo que nos distingue de los animales y de muchas personas que pertenecen a otra especie, esos que no leen y a los que tanta falta les haría hacerlo, aun a riesgo de perder el juicio, como el loco caballero manchego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario