sábado, 18 de febrero de 2012

La compañía que llena los rincones

Tengo un koala diminuto e inspirador enganchado al portátil, un perrito en el cable de corriente, un oso adorable con olor a lavanda en una cesta al pie de la cama, que comparte con un diablo de tasmania. En el sofá rojo se sienta con orgullo una muñeca cuyo vestido hice con punto de cruz, lo primero que hice con esta técnica completo, también lo último.

En vez de un sacapuntas normal y corriente tengo un gato blanco pequeñito que a cuatro patas se sostiene en una bandeja larga como él. Debajo del rabo tiene un orificio por donde se introducen los lápices para afilar. Así, de su tripita, salen las virutas. Otra muñeca en miniatura me mira desde el lapicero, donde se apoya con cierta alegría en el rostro.

En la cocina hay un cerdito rosa antiestrés que está junto a una vela que simula una gallina con cresta roja, de cuerpo azul y moteada con lunares blancos. La bandeja que ambos tienen detrás está ilustrada con elefantes azules y amarillos. En las estanterías de mi cuarto hay un teddy bear con pajarita de cuadros escoceses en el cuello. En la estantería enfrente de mi habitación, al lado del baño, hay una preciosa muñeca de porcelana con zapatos blancos.

La casa está llena de animalitos y muñecos que no se mueven. Miento, hay otro gato que se mueve cuando pasas cerca de él, se retuerce y parpadea y maúlla gracias a un sensor interno. Ese lo guardé porque me daba grima. Me gusta que estos compañeros sean inertes y no adopten diferentes posturas a no ser que yo los mueva. Me gusta que llenen los rincones y las estanterías, y que cuando miro aquí o allá sepa que me voy a encontrar con ellos, aunque quizá una noche me sorprendan y se apiñen todos en el cuarto, esperando emocionados mi regreso a casa después de haberlos dejados solos todo el día, tantas horas sin saber qué hacer y echándome de menos.

1 comentario:

  1. Cuidado, no sea que esa migración de los inanimados se convierta en una clásica historia de terror!

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