jueves, 28 de febrero de 2013

La mala novela real

De poco vale escapar unas horas a la actualidad. En cuanto me conecto de nuevo a la red encuentro la noticia de la demanda de Bárcenas al PP. Los despropósitos se suceden y en Italia no hay quien gobierne. Hasta el Papa dimite. Leo, también, unas insólitas declaraciones de Tony Cantó, al actor metido a político, en las que cuestiona la veracidad de las denuncias de las mujeres maltratadas, víctimas de la violencia machista. La iglesia española niega la existencia de una píldora para interrumpir un posible embarazo no deseado.

Leo los periódicos digitales con las noticias de actualidad y tengo la sensación de haber leído una parodia, tipo El Mundo Today mezclado con El Jueves. Resulta que no, que son noticias reales y que están sucediendo. La realidad, de nuevo, está rara estos días, y el surrealismo está siempre más patente en lo que sucede que en lo que leo que otros inventan. Mis autores literarios favoritos no han creado suficiente ficción absurda e imposible para parecerse a la realidad, porque además, si lo hicieran, serían tachados de malos novelistas y escritores.

Lo que estamos viviendo no hay quien lo siga. Los argumentos se entrecruzan, los temas se solapan unos a otros y el que parecía el protagonista e incluso el héroe al principio, en las primeras páginas, se convierte, en el capítulo siguiente, en personaje secundario y en anti-héroe. No sé qué está pasando en esta historia ni de qué va porque me he perdido. Necesito un hilo conductor que devuelva a su sitio a los personajes y que se centre en un tema que actúe como eje de la historia. Quizá este sí se repita, al menos, y como en casi todas las buenas novelas, se hable de odio, de ambición, de poder, de cinismo. Va a resultar que todas las novelas tratan de lo mismo y todas las historias conducen al mismo punto.

Quiero ficción. La realidad me supera. El consumo de novelas de policiacas y de fantasía aumenta en épocas de crisis. Quién quiere una realidad que parece mentira. Mejor las mentiras bien urdidas y mejor contadas para escapar del disparate.

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