lunes, 8 de octubre de 2012

My british friend

Para Antonio, que me inspira y me entiende

Adoro tu conversación, tu sentido del humor, tus colgantes, tus pañuelos, tus calcetines a juego con el color del jersey, tu estilo, mirarte durante horas, escucharte. Adoro cuando te enfurruñas, cuando ríes, cuando escribes jiji en los whatsapps. Después de un día largo y difícil y cuando estoy más sola, entras en el salón, te sientas en mi sofá rojo y me hablas. De cocina, desde tu blog, de la vida, las lecturas, el amor, las madres que nos animan a escribir y nos leen desde donde estés, allá en Londres, tan cerca pero tan lejos.

El otro día recordé nuestro primer encuentro en Madrid y cómo estuve esperándote tres horas (qué idiota) en el metro a que llegaras. Tenía 16 años, vaya. El barcito en el que escuchamos She loves you y a los Stone Roses, tú con tu impermeable amarillo y el pelo cayéndote sobre los ojos y yo con un mini vestido sesentero y un moño.

Acordarme de ti me da la vida y me refresca memoria y sentimientos. Las charlas en el último viaje, interminables, nos asentaron aún más si cabe, en ese terreno de amor y amistad tan profundo que es difícil de explicar. Contigo todo es fácil aunque sé que no siempre lo es para ti. Sé de tus ires y venires, de los cansancios, y aunque lo imagine seguro que ni me aproximo un poco a lo que sientes. Para ti escribo hoy y desde aquí te contemplo, pasmada de mi buena suerte, de haberte conocido, de esos 16 años que tenía cuando nos hicimos amigos. Gracias por todo, my british friend.



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