jueves, 11 de octubre de 2012

De orgullos


Estoy orgullosa de muchas de las cosas que me he currado en esta vida, por las que he luchado y que he conseguido.

Me llenan de orgullo mi trabajo y mis pequeños y grandes logros. También los de mis amigos. Estoy muy orgullosa de ellos, cómo no iba a estarlo. Me enorgullece tener unos sobrinos guapos y sanos y que sean, además, buenas personas.

Es un orgullo pertenecer al grupo de los premiados por la suerte, como cuando recibí aquel premio por mi modesto relato. Parece que hubiera pasado un siglo. Es un orgullo tener a tanta gente maravillosa a mi alrededor que me quiere.

Soy poco orgullosa y no me importa reconocer  mis errores. Me siento muy orgullosa de ellos porque me hacen ser quien soy.

Soy muchas cosas. Mujer y blanca, occidental, correctora, redactora, escritora, tía, sobrina, hija, pareja a veces, amiga, compañera de trabajo, amante, exigente, trabajadora, melancólica, alegre, única (esto me lo dijo alguien que me amó).

Soy, entre otras múltiples y variadas cosas, española, pero curiosamente esto no me hace sentir orgullosa. ¿Cómo puedo estar orgullosa de haber nacido en un país concreto por casualidad? Mañana es el llamado Día de la Hispanidad o de la Raza, no sé cuál suena peor. Dice el señor Wert, el Ministro de Cultura (aunque no lo parezca), que quiere españolizar a los estudiantes catalanes. Una vez le han llovido las críticas y se han oído gritos a favor de su dimisión (a los que uno el mío), ha rectificado y la ha liado aún más, explicando que lo que quería decir era que quiere hacer que esos estudiantes no solo se sientan orgullosos de ser catalanes sino también españoles.

¿Y qué pasa, me pregunto, si dichos estudiantes tampoco se sienten orgullosos de ser catalanes o ni siquiera saben lo que es el orgullo aún? Sentirse orgulloso es un acto de aprendizaje y de madurez. Si uno inculca en un niño el orgullo por pertenecer a un grupo exclusivo y excluyente está mediatizando la libertad de pensamiento, de elección, alimentando un sentimiento que si se produce ha de venir dado por una educación en libertad sin falsos patriotismos, que inculque verdaderos valores humanos, solidarios, éticos que todos compartimos, que la humanidad comparte. Manipular para hacer sectario al otro es una labor sucia y fea de la que el señor Wert no debería sentirse orgulloso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario