sábado, 8 de diciembre de 2012

Equilibrio

Hoy es un día triste y descolorido en los que a duras penas se adivina el sol. La niebla llega casi a poder masticarse. Mira, sí, acabo de probarlo y lo parece. Abrí la ventana y la sentí sólida intentando entrar en casa. Es, además, un día malo para mí en el que la traición me acompaña como una losa que aún no sabré cómo quitarme de encima si es que lo consigo algún día, supongo que sí. Pero curiosamente, y como no todo es espantoso, se me ha concedido una segunda oportunidad para volver a compartir la vida con la mejor amiga que nunca tuve y que hoy me trae olores del verano, de las risas, de las canciones, también de las tristezas. Esas amigas incondicionales en cuya casa puedes refugiarte cuando las cosas van mal, muy, muy mal y a las que abrazas cuando son ellas las que sufren.

Esta tarde volveré a tener frente a mí a mi tan añorada amiga y no habrá quien nos pare, tenemos que ponernos al día tras una pausa de dos años... Es mucho tiempo, demasiado. He tenido una de las peores pérdidas y dolores esta semana pero he ganado otra, la mejor, la que creía perdida. El mundo sin duda se equilibra en estos casos. Desgraciadamente para muchos otros todo son pérdidas. Unos no las merecen, otros sí. Y están solos, y son patéticos, y como los muebles viejos, quedarán arrinconados en la memoria de nadie.

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