martes, 27 de agosto de 2013

Gueto

Quizá no fuera el mejor plan para mi última semana de jornada intensiva. Es muy probable que no. Llevaba, sin embargo, con ganas desde hace tiempo. El documental que guardas para una ocasión idónea. Pero cuál es el mejor momento para ver un documental sobre la tortura y la aniquilación de los judíos en el gueto de Varsovia. No había respuesta, así que ayer por la tarde decidí hacerlo.

No se pueden comentar este tipo de películas más que desde la subjetividad. Cuesta imaginar mentes tan enfermas como para planificar escenas de lo malos que eran los judíos entre ellos y sus negativos valores morales para así tener una justificación para aniquilarlos. En realidad es absurdo, si lo piensas. ¿Qué necesidad tenían los alemanes de pruebas falsas y manipuladas? ¿Para enseñar a quién? ¿Para creérselo ellos mismos y acallar así sus propias conciencias que no podían más que dudar de que aquello no estaba bien?

El documental titulado Gueto y dirigido por Yael Hersonski, es una excelente recopilación del material fílmico que se encontró una vez acabada la guerra sobre el gueto de Varsovia. Escenas cuidadosamente preparadas por los alemanes en los que obligaban a posar y a actuar a los judíos en distintas situaciones aparentemente reales y cotidianas. En una de las que más me ha impresionado, judíos sanos y bien vestidos se pasean indiferentes delante de los cadáveres que se desperdigan por las calles. Según narran el cámara y el judío al cargo de la organización del gueto, que se suicidó con cianuro en cuanto mandaron a la mayoría a Treblinka, seleccionaban a los judíos que estaban mejor de salud para rodar estas escenas y les hacían repetir la toma una y otra vez hasta que consideraban que era lo suficientemente realista como para ser creíble.

Otra de las tomas muestra a un grupo de judíos no excesivamente desnutridos aún, vestidos elegantemente, que entran en un restaurante donde les obligan a sentarse a la mesa, sonreír y cenar copiosamente. Es de las peores escenas de tortura y miedo que he visto jamás.

Muchos de los que aparecían en el proyecto "artístico" de los alemanes sobre el gueto suponían que al seleccionarlos para el rodaje se salvarían. Al poco de rodar, desaparecían, sin embargo.

Una de las supervivientes, una mujer con el rostro contraído por la vida, por el dolor sufrido, explica en el documental cómo los alemanes se detenían ante personas a punto de morir, que tiradas en la calle y desnutridas no podían moverse, y grababan con la cámara mientras se reían, y el hambriento, asustado y avergonzado, miraba para otro lado. Era fácil detectar al que estaba a punto de morirse de hambre -la inconfundible mirada perdida-.

Es la grabación del horror desde uno de los proyectos más malvados sobre los que he tenido conocimiento. Después, claro, de la cuidadosa preparación de los nazis de la solución final de los judíos de forma masiva.

La película inacabada que se muestra en el documental es de mayo de 1942. Qué pretendían hacer después con esto, no lo sabremos nunca, solo podemos suponerlo. Me quedo con las palabras de esta superviviente del gueto, que mientras ve las imágenes grabadas por los alemanes de los cadáveres que recogían por las calles del gueto y cómo los arrojaban a una fosa común dice: "Hoy no puedo ver estas cosas. Ya no estoy inmunizada. Hoy soy humana. Hoy puedo llorar. ¡Me hace tan feliz poder llorar ahora que vuelvo a ser humana!". Se tapa el rostro y llora orgullosa -si es que esto es posible- porque ya es humana, ha recuperado la posibilidad de dar rienda suelta al dolor y ser por ello persona.


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