lunes, 5 de agosto de 2013

East, East, ¡Eastwood!

Si me llegan a decir que me iba a emocionar con una película norteamericana  que habla de la vida después de la muerte, o más bien de qué hay después de la muerte, y que se titula, además, Más allá de la vida, no me lo habría creído.

Quizá hoy era el día, una de esas tardes de domingo tras una buena siesta con los instintos avezados y preparada para lo que se presente artística y vitalmente hablando.

Matt Damon no es de mis actores preferidos. Bueno, no lo era, ya desde hoy sí. Y eso que sigue pareciéndome sobrio y como ausente a veces, lo que le va que ni pintado para el papel que hace en esta película de Clint Eastwood que me había perdido. Gracias a la Filmoteca la veo esta tarde de domingo en pantalla grande y me hace temblar, conmoverme, asombrarme. 

Es lo que me provoca este director casi siempre y creo que aún no he conseguido averiguar cómo lo hace aunque estoy cerca. Aparte de las excelentes tramas habla de lo esencial con la sencillez con la que aparece cada sentimiento en el cerebro humano. Facilidad, sencillez... no quiero decir que los sentimientos sean sencillos pero cómo nos arrastra de repente un amor que aparece y nos turba y nos acelera el corazón o la lástima y el desconsuelo que no nos deja respirar, o un arranque de generosidad o... tantas cosas que se arrancan de pronto de dentro de nosotros mismos para perturbarnos.

Clint Eastwood sabe elegir a los actores porque cree profundamente en los personajes, porque en algún lugar, estoy segura, existen. Quiero al Matt Damon de esta película, creo a Cécile de France interpretando a una mujer que ha vivido una experiencia que la ha marcado para el resto de su vida. Y desde luego adoro al joven intérprete que pierde lo que más amaba. Y los creo porque son reales, verosímiles, tan ciertos como la vida que me rodea y que al salir del cine continúa mientras camino a casa, aún conmocionada por ciertas escenas, por multitud de gestos (no tiene desperdicio la presentación de una pareja en una degustación de sabores con los ojos vendados). En fin, que la película de esta noche me rondará durante días y me llevará a otras pasiones porque si algo tiene el cine de Clint Eastwood es lo positivo, la reverencia a la vida y a su máximo disfrute.

(La banda sonora, hermosa y apaciguadora).

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