Es esta una ciudad plana pero una vez dentro del parque me encuentro con un par de cuestas nada desdeñables. Sigo corriendo a un buen ritmo. Hay una área en la que se encuentran gallinas, cerditos, que son la alegría de un grupo de niños chiquititos con sus padres. La campaña de la iglesia suena muy cerca. Parece que esté en un pueblo. La tierra está húmeda de la lluvia de anoche y hay zonas embarradas que tengo que evitar con cuidado. De repente llego a una extensión de césped enorme. Unos bancos rojos hacen que el contraste de colores otoñales en el paisaje sea más bonito aún. El sol me da en la cara pero no molesta. Calienta mi cara en este día especialmente frío debido al viento.
Regreso feliz. Estiro frente al cementerio. La iglesia hace sonar las campañas de nuevo. Me espera una ducha calentita y un café. Después, a recorrer la ciudad. Vamos a Potsdam.
No hay comentarios:
Publicar un comentario